jueves, 10 de abril de 2014

De música e inspiración

      ¿Saben cuando escuchan una canción y de pronto el mundo se distorsiona y aparecen frente a "la escena" con esa omnipresencia literaria maravillosa que hace que la realidad pierda todo interés?

      Bueno, igual no les pasa a todos...

      Lo cierto es que soy melómana, y cuando este "problema" se añade a mi obsesión principal: escribir, la cosa suele ponerse peligrosa. Creo que de alguna manera a los escritores nos pasa mucho, dudo que sea la única. Ir por ahí degustando ritmos y géneros hasta encontrar el que supera la barrera y se queda contigo para el resto del relato, o la novela, como es el caso.

      En noviembre del año pasado por fin me puse en serio con mi primera novela, la cual ha cogido cuerpo desde entonces y cuenta con un buen número de páginas y una trama que me trae de cabeza. Y he de decir que la selección de la banda sonora fue una de las cosas que, desde el principio, me ayudó a centrarme de una vez por todas y dejar fluir toda la historia que tenía en la cabeza.

      Gracias a Viátor Zenshir descubrí a Phutureprimitive y su álbum Kinetik, con un estilo que sinceramente no sabría describir, pero que llegó, vio y venció al instante.


      Aunque no fue el único porque entonces apareció Guns N' Roses con su Welcome to the jungle y su You could be mine, entre otras, y manchó alguna que otra página en blanco.


      Actualmente la banda sonora de la novela ha crecido bastante e incluye temas tan dispares como Work B**ch de Britney Spears y Still loving you de Scorpions. Además de canciones de grupos desconocidos como Smacksoft, que me vibra en el pecho y me mueve los dedos sobre el teclado como si de escritura autómata se tratase.


      ¿Saben cuando escuchan una canción y de pronto el mundo se distorsiona y aparecen frente a "la escena" con esa omnipresencia literaria maravillosa que hace que la realidad pierda todo interés? Pues eso, que a mí me pasa mucho.

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