jueves, 1 de febrero de 2018

El chico que dibujaba constelaciones (Alice Kellen)

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Autora: Alice Kellen
Año de publicación: 2017
Sinopsis: Esta es una historia de amor, de sueños y de vida.
La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.











Esta novela me encantó. Es diferente, delicada, emotiva y muy real.

Se podría decir mucho, aunque yo prefiero no decir nada y obligaros a leerla.

"Ya no éramos los mismos. Éramos más, para bien y para mal".

En el camino (Jack Kerouac)

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Autor: Jack Kerouac
Año de publicación: 1957
Sinopsis: Con el paso del tiempo, En el camino, un libro que fue la biblia y el manifiesto de la generación beat, se ha convertido en una «novela de culto» y en un clásico de la literatura norteamericana.

Con un inconfundible estilo bop, que consiguió para Kerouac el título de «heredero de Charlie Parker», en esta novela se narran los viajes enloquecidos, a bordo de Cadillacs prestados y Dodges desvencijados, de Dean Moriarty el mítico hipster, el héroe de todos los beatniks, «un demente, un ángel, un pordiosero» y el narrador Sal Paradise, recorriendo el continente, de Nueva York a Nueva Orleans, Ciudad de México, San Francisco, Chicago y regreso a Nueva York.

Alcohol, orgías, marihuana, éxtasis, angustia y desolación, el retrato de una América subterránea, auténtica y desinhibida, ajena a todo stablishment. Una crónica cuyos protagonistas, en la vida real y en el libro, fueron Jack Kerouac (Sal Paradise), Neal Cassady (Dean Moriarty), Allen Ginsberg, William Burroughs.



En el camino, más que una novela, es la historia del sentir americano y universal de viajar, de volar, de huir, en muchas ocasiones, o de ir en busca de algo o de uno mismo. Unido a una época, una forma de pensar y el nacimiento de una nueva generación: la que descubre Sal, y que Dean experimentó hasta su última consecuencia. La generación beat.

Creo que no se puede leer sin tener esto en cuenta, porque entonces solo será un sinnúmero de anécdotas grotescas que poco marcarán al lector.

A mí me gustó. No me enamoró, pero me dejó fragmentos para recordar como este:

"Porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas (...)"

viernes, 12 de enero de 2018

Reto 2: Felices fiestas

            2. ¿Recuerdas tu peor noche? Cuéntala desde el final hasta el principio.



Parte de urgencias y manzanilla. Paseo de la vergüenza. Una vez, dos, tres. Excesos a ras de suelo. Dolor, un poco más. Dolor, otro poco. El postre, segundo plato, primer plato, de picar. Prueba, mientras se termina de hacer. Mira la sal. Aquí tienes galletas. ¡Bienvenido! ¿Tienes hambre? Hoy es Noche Buena y mañana… Se verá.

jueves, 4 de enero de 2018

Reto 1: Iban dos...

1. El argumento de tu relato es tu chiste preferido



            Estaba oscuro. Tan oscuro que no eran capaces de ver el brillo del pánico en los ojos del otro. Cesar y Don caminaban cogidos de la mano desde que la linterna falló, allá por los cinco kilómetros de gruta rocosa y húmeda. Ahora que habían recorrido más de veinte y que parecían haber entrado definitivamente en la boca del infierno, no estaban tan seguros de que aquello de buscar fantasmas en la antigua mina fuera una buena idea.
Caminaron un poco más, con una neblina densa e invisible a sus ojos acariciándole los tobillos, y los chillidos de los murciélagos retumbando en los tímpanos.
De pronto, silencio.
Un traspiés.
Mano izquierda y derecha que se sueltan.
Dos gritos de preocupación.
El sonido de la grava cayendo al vacío, algo intentando aferrarse a ellos desde abajo, a sus pies. Manotazos buscando asir las piernas, arañazos en los zapatos y un tercer grito en caída libre.
El eco sordo del golpe, mucho más abajo, desmoronó las esperanzas de sobrevivir de Don. Y de Cesar. Ambos gimotearon en la negrura y ambos se sobresaltaron por la cercanía del otro.
¿Cesar?
¿Don?
Unieron sus manos de nuevo, sin ver. Y los dos se tambalearon al intentar llegar al otro y encontrar una grieta en medio.
Pensé que te habías caído.
Yo no. Pensé que habías sido tú.
No, no. Me cogiste…
Me arañaste…
Los dos apretaron los dedos entrelazados y miraron ciegos hacia abajo, hacia la grieta.
Tranquilos, siempre me pasa, por eso no me gusta…
Cesar y Don desanduvieron en tres segundos los veinte kilómetros, aterrorizados. Luego corrieron diez por la sorpresa. Y cinco más por cobardía.
—… ser el del medio.