jueves, 4 de enero de 2018

Reto 1: Iban dos...

1. El argumento de tu relato es tu chiste preferido



            Estaba oscuro. Tan oscuro que no eran capaces de ver el brillo del pánico en los ojos del otro. Cesar y Don caminaban cogidos de la mano desde que la linterna falló, allá por los cinco kilómetros de gruta rocosa y húmeda. Ahora que habían recorrido más de veinte y que parecían haber entrado definitivamente en la boca del infierno, no estaban tan seguros de que aquello de buscar fantasmas en la antigua mina fuera una buena idea.
Caminaron un poco más, con una neblina densa e invisible a sus ojos acariciándole los tobillos, y los chillidos de los murciélagos retumbando en los tímpanos.
De pronto, silencio.
Un traspiés.
Mano izquierda y derecha que se sueltan.
Dos gritos de preocupación.
El sonido de la grava cayendo al vacío, algo intentando aferrarse a ellos desde abajo, a sus pies. Manotazos buscando asir las piernas, arañazos en los zapatos y un tercer grito en caída libre.
El eco sordo del golpe, mucho más abajo, desmoronó las esperanzas de sobrevivir de Don. Y de Cesar. Ambos gimotearon en la negrura y ambos se sobresaltaron por la cercanía del otro.
¿Cesar?
¿Don?
Unieron sus manos de nuevo, sin ver. Y los dos se tambalearon al intentar llegar al otro y encontrar una grieta en medio.
Pensé que te habías caído.
Yo no. Pensé que habías sido tú.
No, no. Me cogiste…
Me arañaste…
Los dos apretaron los dedos entrelazados y miraron ciegos hacia abajo, hacia la grieta.
Tranquilos, siempre me pasa, por eso no me gusta…
Cesar y Don desanduvieron en tres segundos los veinte kilómetros, aterrorizados. Luego corrieron diez por la sorpresa. Y cinco más por cobardía.
—… ser el del medio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario