Era brillante, exquisita y seductora. Se le insinuó con
sugerente tambaleo, infló su pecho y vibró al son del viento… Luego, la última
gota de agua estalló en la arena dibujando un espejismo de agua y néctar que
pronto se difuminó ante ella. La hormiga siguió su camino, reseca, crujiente.
Parece que la hormiga superviviente tiene problemas para hallar comida.
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