martes, 30 de noviembre de 2010

Segunda escena de invierno: despertando con la lluvia


Cuando abrió los ojos se descubrió en el mismo sillón, lo que hace unas horas había sido un magnifico asiento ahora era una tortura medieval: Sus pies dormidos, su cuello dolorido y su largo y liso pelo enmarañado como si una horda de maléficas arañas de desván se hubieran puesto a la labor de tejer redes mortales con sus cabellos. Victoria respiró profundamente y se levantó pisando sin querer el libro caído en el suelo y tomándolo con cuidado para estirar las hojas que habían sufrido daños. Pese a ser un libro interesante la joven no había podido mantener los ojos abiertos más de una hora de lectura, cosa que parecía extraña ya que podía pasarse noches enteras devorando líneas y líneas de historias de papel.

Sus pies aún adormecidos la llevaron hasta la ventana que volvía a estar abierta y que Victoria volvió a cerrar de golpe para encaramarse en el muro debajo de ésta, para mirar tras su cristal buscando la luz en medio de la oscuridad lluviosa de aquella noche de invierno. Las gotas hacían música con un tic-tic acompasado mientras sus dedos seguían el ritmo del otro lado, dibujando flores con el vaho, esperando que la modorra huyese para volver a descifrar con mirada irónica los secretos del supuesto autor inmortal.

3 comentarios:

  1. wooo, la historia continúa ¿qué le sucederá Victoria próximamente?

    por cierto, lo de las arañas fue muy divertido

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  2. Gracias! me alegra saber que al menos alguien me lee...

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